

De sabor suave, junto a las notas a miel que se perciben en el aroma, lo hacen un vino ideal para beberlo solo, o bien para acompañar postres, patés, quesos azules y frutas secas. Desde su lanzamiento en 1985, Así como durante los últimos treinta años el consumidor se aggiornó a nuevo, equilibrado y fácil de beber. Un vino que desafía las reglas del maridaje y se consume en las picadas, con platos livianos de verano y en sobremesa con postres de frutas. También es un buen componente para preparar cocteles simples. Se recomienda servir a 7ºC